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lunes, 16 de enero de 2012

Querer ser otr@


Según Borges, "(...) estos disolvedores benéficos —empezando por David Hume— argüyen que una persona no es otra cosa que los momentos sucesivos que pasa, que la serie incoherente y discontinua de sus estados de conciencia. B, para esos disolventes, no es B. Es, imaginemos: mirar distraído un farol + apurar el paso + reconocerse en el espejo de una confitería + deplorar que uno no puede enviarle alfajores a tal niña en tal calle + figurarse con algún error esa calle + rectificar el ángulo del chambergo+ tener frío + pensar en la hora + cerciorarse que uno estaba silbando + no dar con el nombre de la tonada + ver un carro + dejarlo pasar + comprobar que uno de los troperos es malacara y que le han puesto encima una lona + saberse de golpe misteriosamente feliz o misteriosamente abatido + saber que lo que uno está silbando es norteamericano y que Myriam Hopkins lo canta + figurársela de frente a la cara de Myriam Hopkins y no poder figurársela de perfil + atravesar la calle San Luis [siempre San Luis...] o será Viamonte + oír retumbar dos campanadas que uno se imagina altas + tener frío y sueño + buscar la luna en el cielo + etcétera".
Tres observaciones:
1. Borges es yo cuando escribió esto. Reconozco que me asusté un poco cuando me fui descubriendo en la secuencia de momentos por los que había pasado treinta segundos antes de leer ese cuento. Exeptuando los alfajores, a Myriam Hopkins, al chambergo y al carro, el tipo estaba hablando de mi, con campanadas y todo en ese preciso instante.
2. Si hoy soy la suma de los momentos sucesivos que pasé, quiero volver a ser la que era, cuando Borges era yo en una plaza con palomas...
3. (y aun más grave) si tuviese que definir cuáles serían los momentos sucesivos que pretendo me definan no sabría por donde empezar.
(Foto: Emilce Maldonado. Colectivo Fotográfico DesVel0 - http://colectivodesvelo.wordpress.com/)

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