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martes, 27 de julio de 2010

Irónicas Paradojas.


Hoy me llamó por teléfono Eduardo Galeano. "Necesitamos hablar con la Srta. X", me dijo. De entrada me sonó medio raro el plural, pero viniendo de él, me identifiqué sin recelos: Habla X, dije.
Reconozco tristemente que esperaba una verdad, una señal, o acaso una frase chiquita. Me hubiese bastado con una queja de esas explosivas que se manda Eduardo a veces, e inclusive tenía varias denuncias para compartir, y amargarnos juntos.
Me limité a decirle: hola, Eduardo Galeano... y antes de que termine la frase (que dicho sea de paso, no hubiese sabido como terminar), ya me estaba diciendo que "por pertenecer a una categoría preferencial de clientes Claro, Claro me había seleccionado para obsequiarme un modem guai fai TOTALMENTE gratis, para conecatarme desde cualquier lugar".
Hubiese querido decirle: el problema no es Desde donde nos conectamos, sino Hacia donde lo hacemos, Eduardo. Parece que hablo de lugares, pero bien sabemos que no es cierto.
Tampoco hubiese estado nada mal decir algo como: a esta profundidad de mi vida, Eduardo, descreo profundamente de las cosas totalmente gratis. Esto es así desde no me acuerdo cuando, porque me olvidé de pagar por mi memoria (y prefiero seguir sin hacerlo). Las cosas gratis de verdad no se jactan de serlo, y acaso no valen la pena.
La mejor de todas las respuesta hubiese sido algo como: "la paradoja ha de ser, se me ocurre, el espejo que la historia usa para tomarnos el pelo".
Pero... todos sabemos que agradecí, negué, y luego me despedí, con un "chau, Eduardo Galeano", menos expectante que el saludo inaugural.



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