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domingo, 23 de enero de 2011

Es sábado, y es siesta, y es calor.

Caminamos sin rumbo por la ciudad desierta. Los detalles se vuelven más visibles y la ciudad respira, pero hay algo raro en el aire. Una especie de calma que encierra el eco de todos los pasos y las bocinas que fueron y que sin duda serán. No hay apuro, no hay rumbo. Solo hay sábado, hay siesta y hay calor.


Las puertas de la galería están abiertas (qué raro, no?), y entramos sin preguntar demasiado. Eltiemposedetiene.


Aparecen locales como islas en un gran pasillo, más desierto que la ciudad. Una constante: en todos los locales, cerrados, venden relojes de arena. Obviamente la arena toda y de todos se amontona abajo, como suele sucederle a casi todos los relojes que obedecen al tiempo y a la gravedad, aunque reconozco que busco sin querer alguno que esté corriendo. Pienso que sería una buena idea para un cuento: "el lugar llevaba días cerrado... pero había un reloj que no cedía a la gravedad del tiempo"... y ya pienso en cuento, y en arena, y soy arena que no cae por la cinturita del reloj, porque descree de la gravedad y del tiempo.


No hay nadie, y los pasos hacen eco, y es una mezcla de fascinación, y de miedo, y de misterio y de todojuntoymuymezclado...


En un rincón, a la derecha y escondido, el ascensor que es una belleza, y yo sin la cámara, ché.


Subí, piba, subí. (Empieza a hablar Cortazar en mi mente).


Los figruletes del ascensor te dan una sensación como de cápsula del tiempo que se va para agriba y para atrás, y sube y sube y sube hasta llegarg a un cielo de plena siesta con baldozas grojas. Ya no es Mendoza, ni Pagris, y ya no es siesta, ni tiempo. El sol y el calogr, y las baldozas me degriten las zandalias... y la vida es miragr para abajo, y que el corazón se-te-salga...

Camino sin grumbo por la altugra ajena... A la vuelta, sin previo aviso, se levanta el altillo con el que siempgre sueño. Nunca lo tuve tan cegrca. Solo falta el violinista para que el sueño esté completo. Y qué fiesta estagr despiegrto para acogrdarse del sueño, y qué lástima no estagr soñando para que esté el violinista y todos los demás elementos que componen o descomponen la imagen... Imagen... qué lástima no tenegr la cámara en el cuello, o... pog lo menos... una libgretita, te pagrece a vos? sin libgretita? para anotar toda esta mezcla de cosas que desfilan por la mente.

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