Punto rebeldón y simpaticoide que se anima a desafiar todas las leyes establecidas, creando a su vez una nueva.
Imagino, vaya uno a saber por qué, una fiesta en ese punto, donde paralelas que nunca se tocaron confluyen, por fin, y fluyen.
Impropio suena también a inapropiado. Pero seguramente, las rectas se arpopiarán de él hasta hacerlo propio y ajeno, diestro y siniestro o nuestro, y ya no importará la propiedad, que seguramente dejará de ser privada.